Gastronomía de primera
Aunque el edificio no es muy céntrico sigue siendo de fácil acceso al tratarse de una zona descongestionada de tráfico, con lo que entre pitos y flautas si tenemos en cuenta los atascos, los semáforos, que si busca un sitio, que si la HORA... ¿A quién no gusta llegar sin estrés automovilístico a un restaurante para disfrutar de la comida relajadamente? La ubicación del hotel me parece perfecta, está bien comunicado y es de cómodo acceso desde cualquier punto de la zona norte de Madrid. Y a muchos les vendrá muy bien no tener que "meterse" en el centro de la capital.
Antes de sentarnos a comer nos damos una vuelta por las instalaciones del hotel, que son sencillamente espectaculares. Nos atrevimos incluso a subir a las plantas superiores por un ascensor que va descubriendo todo el interior del edificio y el hall central. Luego visitamos el Spa y las instalaciones deportivas. Calidad y lujo sin contemplaciones, ofertas que comentaremos mas adelante.
Verdil, el restaurante
Nos reciben en la planta baja detrás del hall del hotel en la recepción de Verdil, o "El Verdil" como también se hace llamar. La sala es alargada con una cómoda barra en el espacio central por si tenemos que esperar a nuestros acompañantes, y tenemos generosas vistas a la terraza desde las cristaleras del restaurante. Dando un paseo investigador por esta terraza descubrimos varios espacios al aire libre, tan codiciados en verano, con varios puntos de agua y conectados al SPA del hotel por varias zonas dedicadas al ocio. Una terraza en la que por cierto se puede comer en estas fechas. Y aunque la vista de los edificios cercanos no desagrada al mediodía, no están tan cerca, por la noche se me antoja una auténtica gozada, como suena. Recomendamos la sección de fotos del restaurante que tenemos en RestaurantesMadrid, disponen de varias vistas nocturnas.
En la sala la separación entre mesas es correcta aunque no vendría mal una disposición todavía mas holgada a tono con el hotel en conjunto, que es bastante generoso en este sentido. A la vez que acogedor, hay que matizar. La luz de día es muy agradable en la sala, el mobiliario es funcional y cómodo. El marco para sentarse a comer es bueno y el personal profesional, discreto y amable, no se puede pedir más. La terraza está igualmente bien atendida y de rápido acceso al personal a pesar de las distancias - como se pueden apreciar en la tercera fotografía.
Nos sentamos y para abrir boca nos traen unos rollitos de primavera. Exquisitos, un bocado en este caso fuera de carta. Sobre los "appetizers" estos pueden servir para lanzar una comida y demostrar alguna intención en la oferta. La intención de Verdil se nos descubre a todas luces: calidad.
Enseguida nos traen unas vieiras, "Vieiras a la parrilla, fideo Ramen y salsa de mostaza". Un sabor realmente sorprendente, fino y exquisito, delicioso y a destacar. ¿Como describir este plato? cuando se come en un restaurante con calidad en la cocina y nos sorprende un plato por su sabor, siempre nos parece que la cantidad es escasa. ¿Pecado de gula? En este caso el primer vistazo nos engaña, está servido en un plato estrecho que parece pequeño, pero con bastante fondo que hace que no se enfríe la comida. Es decir perfectamente emplatado en todos los sentidos para el disfrute de su contenido, que es muy correcto en cantidad. Y una delicia.
Nos sacan un bocado de buey Kobe, entre los dos platos principales, para nuestro deleite...
Y vamos a por el segundo. Después de esta "Vieira" nos rendimos a lo que sea de segundo, nos da igual, cualquier cosa que salga de esta cocina... En nuestro caso un "Escalope de foie, parmentier de patata y huevo escalfado" con un "pensamiento", flor que cedí graciosamente para que se comiera mi acompañante, que daba cuenta de una magnífica ensalada. Una combinación de sabores con el acompañamiento perfecta, impresionante de bueno. Mucha cantidad de foie para mi gusto, pero caes en la cuenta después de retirado el plato, limpio, como un espejo.
Al postre no nos podemos negar, insisto en que saben ganarse al comensal desde el aperitivo, así que a pesar de haber comido de sobra y de lujo, a ver que nos traen... una refrescante "Sopa de chocolate blanco y manzanilla con tartar de fresa". Perfecto para rematar la experiencia gastronómica o "bistronómica" como la definen, riquísimo. Terminamos con un café, y esta fue nuestra comida. Desde aquí nuestros saludos virtuales y sinceras felicitaciones al chef Ernesto Hinojal, por el concepto de cocina y su ejecución, hemos comido de miedo.
Recomendaciones: una oferta de ocio preferente
Por supuesto recomendamos este restaurante, pero lo tenemos que recomendar doblemente por las ofertas combinadas con el SPA, los tratamientos de belleza, cursos de cocina y demás actividades del hotel que merecen la pena ser tenidas en cuenta.
Transmiten lo que se llama "estilo de vida", como lo hace la publicidad aspiracional de un coche deportivo o de cualquier producto de lujo, pero partiendo de la calidad de su oferta mas que de su imagen de marca. No se lo pierdan...
Verdil
Restaurante
Alfredo Marquerie, 43 | 28034 MADRID
tel. 917 277 911